Pregunta de investigación
¿Cómo la violencia contra los activistas ambientales ha cambiado las formas de protesta en Colombia?

Objectivos
-Aprender cómo las presiones de violencia han cambiado las protestas en Colombia para ser diferentes de los de las Estados Unidos donde la violencia contra los ambientalistas es menos común
-Entender cómo una historia de colonialismo y explotación en Latinoamérica ha llevado a la lucha intensa por el medioambiente
-Analizar el rol de la identidad indígena en el activismo por el medioambiente

¿Cuál es la situación en Colombia?
Colombia es una nación rica en belleza y recursos naturales. La extracción de estos recursos es una industria lucrativa, pero amenaza esta belleza, así como la vida de los colombianos, especialmente dentro de las comunidades rurales e indígenas. Defender el medio ambiente también amenaza la vida de los colombianos, ya que Colombia es el país más mortífero del mundo para ser activista ambiental. Según un informe de Global Witness, 79 activistas fueron asesinados en Colombia en 2023 y casi la mitad de ellos eran indígenas y muchos eran de origen afrocolombiano (Andreoni). A pesar de las respuestas violentas al activismo para proteger los intereses de las poderosas corporaciones y del gobierno, la gente sigue protestando porque la extracción amenaza a las poblaciones más vulnerables del país. Para muchos, la elección está entre aceptar la destrucción de su tierra y su forma de vida o arriesgarse a la muerte para defenderla.

Identidad Indígena
Para empezar a contrastar los movimientos ambientalistas colombianos con los movimientos en los Estados Unidos hay que ver quién está liderando los movimientos. En Colombia el racismo medioambiental está a la vanguardia del movimiento y por eso las protestas son lideradas por comunidades marinadas como las comunidades indígenas y afrolatinas que luchan por sus medios de vida y acceso a los recursos básicos. Si bien esta división racial en el movimiento climático existe en los Estados Unidos especialmente con movimientos indígenas como Standing Rock, es más pronunciada en Colombia porque es un país que históricamente ha sido controlado por familias ricas (Valencia). La activista Francia Márquez describió su experiencia con el racismo ambiental como “las familias gobernantes dicen que estamos poniendo un obstáculo al desarrollo económico. Es cuando me pregunto, ¿a qué tipo desarrollo se refieren, especialmente cuando las comunidades indígenas y negras carece de servicios básicos?” (Valencia). El movimiento ambientalista en Colombia está entrelazado con un movimiento de derechos humanos y esta intersección de opresión coloca a los activistas en una posición muy vulnerable. Se trata de personas marginadas que, si bien cuentan con el respaldo de su comunidad, son blancos fáciles para los grupos paramilitares que buscan defender los intereses de las ricas corporaciones extractivas.


Derechos Laborales
Además de estar conectado con la injusticia racial, el movimiento ambientalista colombiano está muy conectado con los sindicatos, lo cual no es algo que veamos en los Estados Unidos, donde los sindicatos no son tan frecuentes en las protestas que no son por los derechos laborales. Casi un tercio de todos los eventos de protesta en las industrias extractivas en Colombia entre 2000 y 2015 involucraron movilizaciones relacionadas con las relaciones laborales y los derechos (Vargas, 875). Esto hace que las protestas ambientales en Colombia sean una amenaza mayor para las corporaciones, ya que las huelgas de los trabajadores de las industrias extractivas interrumpen la capacidad de ganancias de las empresas. Por lo tanto, hay un mayor incentivo para que estas empresas detengan estas protestas por todos los medios posibles. En la intersección de las identidades marginadas y los miembros de sindicatos, tenemos poblaciones vulnerables de las que las industrias extractivas se benefician al deshacerse, que lideran el movimiento mientras trabajan contra las corporaciones con acceso a las fuerzas paramilitares y las familias gobernantes adineradas que influyen en cualquier política gubernamental que pueda ayudar a los activistas.
Historia Colonial
El movimiento ambientalista también adquiere un carácter diferente en Colombia debido a la posición geopolítica de la nación y la historia colonial. Como antigua colonia española, Colombia es una nación periférica, un país que depende económicamente de los países más desarrollados o de los países ‘centrales’. Además, su historia colonial significa que la economía colombiana se ha construido sobre la explotación de recursos y trabajadores, ya que el propósito de una colonia era generar riqueza para el imperio. Vemos los remanentes de esta estructura economía a través del neocolonialismo, ya que Colombia hoy depende de las naciones desarrolladas para comprar sus exportaciones. Aunque el gobierno colonial se ha ido, la economía basada en extracción permanece. Esto significa que Colombia es lo que llamaríamos una “frontera mercantil” o “frontera extractiva”, ya que es un territorio del que depende el sistema capitalista como proveedor de recursos para ser mercantilizados (Roa). Las naciones ricas son muy dependientes de estas fronteras, lo que genera mucha presión en las fronteras mercantiles para continuar la extracción sin beneficio económico incluso en ausencia de crecimiento económico (Roa). Estas condiciones de extracción sin beneficio económico, especialmente para los grupos más directamente afectados por estas operaciones de mineras y perforación, llevan a la frustración social, el malestar y la movilización. Cuando estas industrias extractivas se expanden vemos que surgen conflictos violentos. Una de las razones de esta conexión es que la presencia militar es mayor en las zonas ricas en recursos, ya que se despliegan para proteger estos proyectos extractivos, pero también hay fuerzas paramilitares buscando obtener el control político de los territorios mediante la violencia (Roa). Estos grupos paramilitares ilegales a menudo están vinculados al narcotráfico que, si bien no es una parte formal de la economía, puede considerarse una industria extractiva, ya que actúa de manera muy similar a las corporaciones mineras y de perforación. Ambos la industria minera y los narcotraficantes utilizan el desplazamiento de poblaciones indígenas, afrocolombianas y campesinas para adquirir tierras, razón por la cual la actividad guerrillera y paramilitar es tan frecuente en las zonas ricas en recursos (Roa).
Carlos Andrés Ascué Tumbo ‘Lobo’

A medida que estas comunidades marginadas luchan contra las fuerzas extractivistas, su dolor por aquellos que han perdido a causa de la violencia contra su movimiento se convierte en parte de su resistencia. La región del Cauca en Colombia es el hogar del grupo Kiwe Thegnas o Guardia Indígena del Cauca, un movimiento social enfocado en proteger a su comunidad de las amenazas que representan las fuerzas armadas ilegales y el cultivo de coca (Abulu). En esta región, los grupos indígenas Nasa y Misak han formado un movimiento activista como forma de supervivencia. Al igual que muchos grupos indígenas, su activismo ambiental es una extensión de su conexión con su tierra ancestral. Esta capa adicional de inversión cultural en activismo hace que tanto las victorias como las pérdidas del movimiento tengan un mayor impacto emocional.
Mapa de Cauca
En agosto de 2024, la gente del Cauca sintió la alegría de una de esas victorias, pero se enfrentó rápidamente a la violenta realidad de su lucha, ya que lo que debería haber sido un momento de celebración se convirtió en uno de dolor y rabia colectivos. Después de las protestas en Bogotá tras la escalada de violencia en agosto 28, los activistas indígenas lograron que el presidente Gustavo Petro firmara un decreto que otorgaba a los territorios indígenas mayor autonomía para emprender acciones legales contra la violencia en sus tierras (Abulu). Esto marca un gran paso adelante para la soberanía indígena, ya que una de las razones por las que la violencia contra las comunidades indígenas es tan frecuente es la falta de medios para llevar a los perpetradores ante la justicia. Sin embargo, al día siguiente la comunidad sufrió una gran pérdida cuando Carlos Andrés Ascué Tumbo ‘Lobo’, un líder social de 30 años y miembro de Kiwe Thegnas fue asesinado; fue el líder social número 115 asesinado en Colombia en 2024 (Abulu).

El activismo de Tumbo estuvo marcado por la pasión por su pueblo, la tierra y los niños que representaban el futuro de ambos. Esta lucha por los niños es especialmente importante, ya que (un informe del Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos encontró que los grupos armados reclutaron por la fuerza al menos a 71 niños indígenas en 2023 (Abulu). Tumbo trabajó como coordinador educativo y creía en fomentar un sentido de orgullo por la herencia indígena y un impulso para proteger la tierra (Abulu). El impacto de su muerte se sintió en toda la comunidad, incluso entre personas que no lo conocían personalmente, ya que era un líder en su lucha colectiva contra la violencia extractivista. Los miembros de Kiwe Thegnas llevaban chalecos azules y llevaban porras en el cortejo fúnebre de Tumbo, que consistía en unas mil personas que caminaban con su cuerpo desde su casa hasta el cementerio (Abulu).

Esto demuestra la capacidad del duelo colectivo para movilizar a las personas, lo que se ha convertido en un aspecto clave del movimiento de activismo ambiental en Colombia como respuesta a la violencia contra los activistas. El funeral de Tumbo se transformó rápidamente en una manifestación política con llamadas de su madre exigiendo justicia e instando a que no puedan permitir que más jóvenes mueran a manos de la violencia extractivista que ha cobrado tantas vidas indígenas (Abulu). Si bien la violencia se utiliza para intimidar a los activistas y matar cualquier movimiento contra las industrias extractivistas, solo sirve para encender aún más a la gente. Hay una ira justa presente en el movimiento ambientalista colombiano que no está en la corriente principal del activismo ambiental de los Estados Unidos. Para los colombianos no es solo una lucha por el futuro, sino una lucha por los que se han perdido en la lucha. La motivación para asegurar que las muertes de sus compañeros no sean en vano crea un aspecto de la lucha que es extremadamente personal y emocional y conduce a activistas más militantes que están dispuestos a morir por la causa.
Conclusión
La violencia que enfrentan los activistas ambientales colombianos es el resultado de la historia del colonialismo que crea presiones económicas que hacen que la nación dependa de la extracción, los pueblos marginados son desplazados por estas industrias y los derechos laborales son una de las principales caras de los problemas ambientales en Colombia. Debido a estas fuerzas que se entrecruzan, el activismo ambiental colombiano no se centra en la preservación de la naturaleza o la crisis climática global como lo están las protestas en los Estados Unidos. En cambio, se han convertido en una lucha por la supervivencia. Las industrias extractivistas en Colombia están creando refugiados climáticos que son desplazados internamente por la expansión de los proyectos, o se ven obligados a huir para escapar de la persecución de las fuerzas que actúan en nombre de estas corporaciones multinacionales. Esto crea un pueblo que está asustado porque sabe que cualquier nuevo proyecto minero que el gobierno firme podría destruir toda su vida. Esta es una amenaza que moviliza a la gente, no por amor a la naturaleza o una amenaza existencial para el futuro, sino por un miedo genuino y palpable a las corporaciones multinacionales o a las fuerzas guerrilleras que actúan en su nombre o a los ricos terratenientes narcotraficantes que borran comunidades enteras del mapa para obtener ganancias. En una cultura del miedo, la protesta se convierte en una necesidad en lugar de un acto de los más conscientes políticamente, lo que lleva a muchos esfuerzos comunitarios, ya que los pequeños pueblos rurales se esfuerzan por mantener su forma de vida.
Bibliografía
Abulu, Latoya. “The Underreported Killing of Colombia’s Indigenous Land Guardian, “the Wolf” (Photos).” Mongabay Environmental News, 7 Nov. 2024, news.mongabay.com/2024/11/the-underreported-killing-of-colombias-indigenous-land-guardian-the-wolf-photos/. Accessed 5 Dec. 2024.
Andreoni, Manuela. “Colombia Is the Deadliest Country for Environmental Activists, Report Finds.” Nytimes.com, The New York Times, 9 Sept. 2024, www.nytimes.com/2024/09/09/climate/colombia-environmental-activist-killings.html. Accessed 1 Oct. 2024.
Roa, Cecilia. “Environmental Democratisation in Post-War Colombia, GIGA Focus Latin America, 5, Hamburg: German Institute for Global and Area Studies (GIGA).” German Institute for Global and Area Studies , 2016, nbn-resolving.de/urn:nbn:de:0168-ssoar-48184-7.
Valencia, Robert. “Francia Márquez, Renowned Afro-Colombian Activist: What Environmental Racism Means to Me.” Earthjustice, 22 June 2022, earthjustice.org/article/francia-m-rquez-renowned-afro-colombian-activist-what-environmental-racism-means-to-me.
Vargas, Gonzalo A. “Social Mobilisation in Colombia’s Extractive Industries, 2000–2015.” The Extractive Industries and Society, vol. 6, no. 3, July 2019, pp. 873–880, https://doi.org/10.1016/j.exis.2019.06.002. Accessed 1 Nov. 2021.
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